Newman Water Treatment Plant, una desaladora en el desierto australiano
Después de estar trabajando en Israel, viviendo en la bulliciosa aglomeración urbana de Tel Aviv, mudarse al desierto australiano, más conocido como el “Outback”, requiere de un ligero proceso de adaptación. Ya cuando te montas en el avión que hace el trayecto Perth-Newman, y observas a tus acompañantes, la gran mayoría mineros uniformados con trajes de seguridad de colores llamativos, empiezas a sospechar que no vas precisamente a un lugar muy turístico. Poco después lo puedes confirmar al bajarte del avión, cuando eres recibido por una plaga de moscas que no te dejan vivir y unos agradables 45ºC a la sombra.
Newman es un pequeño pueblo minero hogar de la mayor mina a cielo abierto de hierro del mundo; Mount Whaleback. Se encuentra en el corazón de la Pilbara, una vasta y desolada región del estado australiano de Western Australia. Esta es conocida por sus abundantes recursos minerales, que son el negocio de las grandes empresas mineras en numerosas explotaciones repartidas por toda el territorio. Para dar una idea de la importancia de la minería en Western Australia, esta contribuye aproximadamente al 37% de su economía. Y en este contexto, una empresa española, Valoriza Water Australia (Grupo Sacyr), estaba construyendo una planta desalobradora para abastecer al pueblo de Newman y a la industria minera.
Para mí que venía de trabajar en la planta desaladora de Ashdod en Israel, un gigante de 384.000 m3/día, la planta de Newman, de 16.500 m3/día, parecía en un principio casi un juguete, pero nada más lejos de la realidad. Nuestro cliente, la minera BHP Billiton, no se puede definir precisamente como sencillo y cómodo. Una de las cosas que llama la atención de trabajar en Australia es lo rigurosos y metódicos que son, especialmente en materia de seguridad. No se podía dar medio paso en planta sin tener el debido procedimiento revisado y firmado (esto es menos exageración de lo que parece). A las 6 de la mañana todos los días reunión de seguridad, control de alcoholemia, y si tenías suerte de drogas. Cualquier cosa que se saliese un poco de lo rutinario, aunque insignificante a nuestro juicio, era motivo de investigación. Trabajar con este este nivel de exigencia y supervisión no es fácil, no obstante, al menos técnicamente, termina siendo positivo y dando sus frutos para el proyecto.
La planta toma el agua de una serie de pozos del entorno de Newman, todos ellos con una salinidad elevada (TDS 500 – 2.000 mg/l), motivo por el cual uno de los elementos clave del proceso son los bastidores de ósmosis inversa. Yo, en calidad de ingeniero de proceso, estuve involucrado en las fases de pre-comisionado, comisionado y puesta en marcha de la instalación, desde antes de meter la primera gota de agua bruta en planta, hasta que esta arrancaba y paraba sus líneas de producción automáticamente en base a la demanda de los tanques de agua potable de nuestro cliente. Una de los hitos que más nos costó fue conectarnos a los mencionados tanques (y por tanto abastecer a consumo), ya que antes durante todo el periodo de comisionado el agua que salía de planta era enviada a rechazo o vertido de agua residual, el cual bajo ciertas restricciones se aprovechaba para usos de agua no potable en la mina.
Fuera de la planta, la vida en el desierto australiano es peculiar. La sensación de estar completamente aislado no te abandona nunca. La Pilbara es una región del tamaño de España, pero solo con una población de 44.000 habitantes (0,09 hab/km2), y la ciudad más cercana, Perth, está a 1200 km. Y no nos vamos a engañar, no hay mucho que hacer. De hecho la mayoría de los trabajadores australianos son FIFO, abreviatura de Fly-in Fly-out, lo cual quiere decir que vuelan a Newman para trabajar 14 días seguidos y se vuelven a su casa 7 días a descansar. Llama mucho la atención que un pueblo de unos 3.000 habitantes tenga más tráfico aéreo que muchos aeropuertos de ciudades españolas, con unos 12 vuelos diarios de aviones comerciales.
Pero vivir en el desierto también tiene su encanto. Esos paisajes vastos e inexplorados, los cielos del desierto inigualables, la naturaleza en todo su explendor; es habitual cruzarse con canguros allá por donde vayas, o encontrar lagartos de gran tamaño merodeando por la planta, aunque claro también están las arañas y serpientes, algunas de ellas mortales (hay que mirar dos veces donde se sienta uno). También me llevo un buen recuerdo de las innumerables barbacoas con los compañeros (elemento principal de ocio sin duda), así como del buen ambiente que se respiraba en la planta, con trabajadores de todos los rincones del mundo; australianos, europeos, filipinos, indios, chinos, etc.
Tras la finalización del Reliability Test, prueba de rendimiento donde produjimos agua potable durante un mes en calidad y cantidad suficiente, terminamos nuestro trabajo en Newman, y después de un año viviendo allí me trasladé a Perth. Echando la vista atrás ha sido una aventura que me ha enseñado cuatro cosas y me ha proporcionado unas buenas anécdotas que contar.